INNOVA Research Journal 2018, Vol 3, No. 8, pp. 94-109
Se verifica además, que las naciones Latinoamericanas han hecho las cosas bien respecto
a un sin número de situaciones sociales, económicas, empresariales, etc., sin embargo
actualmente existe un estancamiento (GEM, 2015). Por su parte, el Ecuador es uno de los países
más emprendedores dentro de América Latina según estudios realizados por Global
Entrepreneurship Monitor (GEM, 2015), llegando a niveles de emprendimiento superiores a
Colombia, Chile, Uruguay, incluso Brasil. Situación, por decirlo menos llamativa, al estar
catalogado como un “un país en vías de desarrollo”. Lo que lleva a pensar en la sostenibilidad de
una empresa en este contexto, de su participación activa en la innovación y su adaptabilidad en el
ambiente en el que se desarrolla. Constant y Zimmermann (2006), son de los que piensan que “El
emprendedor siempre debe tener una visión a largo plazo basada en relaciones personales”.
¿
Causa, quizá, para que en América Latina exista esta volatilidad de resultados, el emprender
pensando en una medida coyuntural de actividad económica que permita, a su fundador, contar
con un back up, mientras se enrola nuevamente al servicio público? Situación que abre nuevos
frentes de investigación.
La sostenibilidad empresarial muestra que los países menos sostenibles empresarialmente
son Bolivia y Nicaragua con aproximadamente 1.67% del total. Ecuador queda en un “honroso”
sexto lugar.
Ahora, se debe tener presente la diferencia sustancial entre las economías
Latinoamericanas, y quizás la política que adopte una nación no necesariamente aporte valor en
otra. Razón por la cual se ha palpado un abanico extenso de medidas tomadas para aprovechar
este “factor” de emprendimiento en pro de las economías, así tenemos que algunas regulaciones
creadas por los estados para apoyar la actividad emprendedora en su geografía como: en
Argentina se creó la ley 24.267 y la ley 25.300 ligadas al fomento del emprendimiento; en Brasil
la ley complementaria 123(2006); en Chile Ley 20.416 (2010); en Colombia la ley 590 (2000); y,
así por el estilo gran parte de la comunidad regional ha visto una oportunidad en el
emprendimiento, coherente con las circunstancias actuales y las metas que persiguen. Más, no se
puede dejar de considerar el contenido variable de esta normativa, pues la política pública será a
la medida, es decir generar alternativas y oportunidad en virtud de sus particularidades, como
bien lo explica Dana (2010) indicando que no se trascriben políticas de éxito que ha tomado otro
país, pese a su similitud que puedan tener.
Emprendimiento en América Latina ¿realidad o no?, los resultados arrojan disparidades
en torno al crecimiento económico y también al emprendimiento, lo que es cierto es que se ha
verificado un ambiente para emprendimiento no muy favorable en algunas naciones, en especial
las que cuentan con un marco regulatorio variable, provocando inseguridad jurídica y
repercutiendo directamente sobre el riesgo evaluado por inversionistas al momento de montar una
empresa. Como se ha expresado generalmente el emprendimiento, correctamente establecido,
podría ser la clave para el mejoramiento de la calidad de vida de las personas radicas en un lugar
geográfico. Sin embargo se puede colegir los intentos aislados que generan los países, con el afán
de mejorar las condiciones de emprendimiento, pero no dejan de ser esfuerzos aislados, sin que
estos provoquen un cambio estructural en el emprendimiento y su manera de planificarlo,
financiarlo y hasta ejecutarlo. Pues se sigue la corriente y lastimosamente existe muchas
empresas y poca innovación (Lederman et al., 2014)
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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