INNOVA Research Journal, ISSN 2477-9024  
La participación del prosumidor en la nueva era de la comunicación  
The participation of the prosumer in the new era of communication  
Dennys Jordán Correa  
Universidad Internacional del Ecuador, Ecuador  
Cindy Arias Valladolid  
Universidad Internacional del Ecuador, Ecuador  
Gabriela Samaniego Rivas  
Universidad Internacional del Ecuador, Ecuador  
Autor para correspondencia: dejordaco@uide.edu.ec, ciariasva@uide.edu.ec,  
gasamaniegori@uide.edu.ec  
Fecha de recepción: 10 de Septiembre de 2017- Fecha de aceptación: 15 de Noviembre de 2017  
Resumen  
La tecnología promueve que las comunidades sean más interactivas y el prosumidor es el  
protagonista. Ellos generan información como parte de la nueva ola del conocimiento; en algunos  
casos, trastocando estereotipos y ejerciendo influencia en la forma de elaborar y consumir  
contenidos. De allí la necesidad de enfocarse en una educación que sea capaz de entrenar a estos  
generadores de información para que produzcan textos idóneos. En la sociedad actual, los  
prosumidores representan la corriente digital más grande desde la revolución industrial; en esta  
época, el mensaje puede ser individual; y, sobre todo, segmentado.  
Palabra claves: prosumidores; productos comunicacionales; multimedia; información  
Abstract  
Technology promotes that communities are more interactive and the prosumer is the protagonist.  
They generate information as part of the new wave of knowledge; in some cases, changing  
stereotypes and exerting influence in the way of elaborating and consuming contents. Hence the  
need to focus on an education that is able to train these generators of information to produce  
suitable texts. In today's society, prosumers represent the largest digital current since the industrial  
revolution; at this time, the message can be individual; and, above all, segmented.  
Key words: prosumers; communication products; multimedia; information  
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/  
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Introducción  
La forma de comunicación pasó de lo físico a lo abstracto. Su punto de inicio fueron  
símbolos, gestos, gritos, señales, gruñidos y la piedra que usaban los antepasados como medio  
para tallar figuras. Poco a poco, la facultad innata del ser humano cambió, revolucionando la  
forma de comunicar: el telégrafo, protagonista de la nueva era de la transmisión codificaba a  
través de ondas eléctricas; y, por ende, evidenció una evolución de la esencia como humanos.  
En aquella época, su principal característica era la inmediatez en la emisión de  
información y la distancia que ésta alcanzaba; sin embargo, estos fueron desapareciendo gracias  
al desarrollo tecnológico. Dentro del progreso de los medios de comunicación, la ciencia virtual  
eliminó a los elementos iniciadores; por ejemplo, el mensajero se reemplazó por los correos  
digitales donde predomina la velocidad de datos (Islas & Carmona, 2008).  
La ecología de medios, “metadisciplina compleja y sistémica cuyo objeto de estudio son  
los cambios que han producido las tecnologías y los medios de comunicación en las sociedades”  
(
Islas, 2015) muestra la interacción existente con los medios y a través de ésta resume la forma  
que influye en la sociedad y las posibilidades de supervivencia. Se trata de un estudio de entes  
mediáticos y su influencia en la opinión de los demás, la percepción y el entendimiento para  
aceptar o no una verdad.  
Dicha interacción entre el hombre y su contexto en la era digital es la base en la ecología.  
Aquí, sistema, argumento y reacción son los principales elementos en la interpretación de la  
masa y afectan a al ser humano. La tecnología influye en esta relación con los medios de  
comunicación; y, se evidencia en la transformación de la información. Con la llegada de  
internet, el receptor -además de ser consumidor de medios- está capacitado para difundir y  
compartir contenido, convirtiéndose en prosumidor.  
Este término se lo utilizó, por primera vez, en los años 80 y su función era atraer masas,  
manteniendo el consumo sin preocuparse de satisfacer necesidades; por ejemplo cuando se crea  
contenido para internet o se discute en cualquier red social, esta persona se convierte en  
prosumidor. Esta palabra es la combinación de: productor y consumidor, compilación creada en  
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980 por Alvin Toffler, en su libro Tercera ola (García-Galera & Valdivia, 2014) y va más allá  
de la creación de contenidos informáticos.  
Una de las características de este grupo de personas es que su opinión cuenta; pues al ser  
proactivos, expresan lo que piensan con el fin de ayudar a los demás. Los prosumidores  
contrastan opiniones y difunden temas con diferentes perspectivas. Si no lo comprueban no lo  
creen; así producen y comparten su opinión. Así también, mediante su producto, tratan de  
difundir el conocimiento para que la gente asuma la importancia de compartir para influir; de  
esta manera, sus opiniones llegan a muchos de sus seguidores generando aprendizaje y  
conocimiento.  
Desarrollo  
Los consumidores de medios, al dar su juicio en cualquier plataforma digital, se  
comprometen en ser agentes de ayuda para los demás, siendo participativos; y, lo más  
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importante, permanentes en lo que están transmitiendo. A su vez pueden adquirir conocimientos  
de la red; así, luego producen un producto mejorado y que capte el interés de sus seguidores  
(Rodriguez, 2015).  
En la actualidad hay vasta información; pero, esto no implica la veracidad de todo lo  
publicado; por eso, se requiere de buscadores certeros y cuya información aporte valor. Hay más  
de doscientos millones de blogs y de estos un 54% con material de Twiter esto aumenta los  
resultados de búsqueda debido a los enlaces generados; no todos son productores de su  
contenido, hay quienes se limitan solo a opinar sobre publicidad, marcas o productos ya que los  
consumidores confían más en sus recomendaciones que en la promoción gráfica tradicional.  
Hay quienes reciben sugerencias, difunden temas de interés y de forma implacable. En  
esta época, la innovación es una característica fundamental y se ubica un paso adelante de lo que  
le interesa a la gente (Kovach & Rosenstiel, 2012). La comunicación es versátil y también los  
promusidores. Una misma persona puede mostrar diferentes escenarios porque utiliza la  
tecnología y todas las herramientas que ésta contiene para construir un anuncio con contenido  
jocoso (meme) para Facebook o un vídeo para YouTube. Así se garantiza la interacción en redes  
sociales; en este espacio el valor no tiene relación económica sino consumista pues prevalece la  
cantidad de veces en que se comparte un material que se produce.  
Consumir y producir información  
La esencia de esta era tiene relación directamente proporcional con lo rápido. El tipo de  
contenido que se produce deberá ser capaz de consumirse a la menor velocidad posible. Dicha  
información, también, tendrá que aplicarse en forma colaborativa, personalizada e  
individualizada para la comunidad. Así se desarrolla una relación social que genera  
participación.  
Los distintos interesados de la búsqueda digital deben estar conscientes de que la  
generación de contenidos es de carácter comunitario, solo así tendrá acogida en redes sociales  
(Alejandro & García, 2015). Los usuarios tradicionales pueden considerarse pasivos porque no  
han tenido la voluntad de producir y consumir a la vez; entendiendo que todas las oportunidades  
que se ofrecen son consecuencias de la conectividad y el dinamismo que se explota en la  
creación de productos relevantes que proliferan en la red y se convierten en inversión en medios  
sociales.  
Cuando se genera este tipo de contenidos, hay que considerar lo principal: elaborar temas  
con más opciones de visualización. Vídeos, informes y entrevistas que puedan convertirse en  
productos multimedia, capaz de resumir lo escrito; de esta manera, al proyectar un tema se  
requiere de fuentes dispuestas en un formato fácil de visualizar; además de creatividad y  
autonomía. Plantea la importancia de crear ambientes comunicativos móviles para generar  
conocimiento o entretenimiento; indiscutiblemente, información basada en una colaboración  
individual; pues cada ser humano decidirá qué investigar, qué editar como propuesta informativa  
y para eso se valió de su propia capacidad, de sus propios medios.  
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Jamás en la historia las personas han tenido la posibilidad de buscar de manera  
independiente tanta información acerca de tantos temas o acerca de tanta gente” (Friedman,  
005, pág. 25). Precisamente, esto marca la diferencia entre el presente y el pasado; en el primer  
2
caso hay autonomía; y, en el segundo, imperaba la voluntad política del medio para hacer pública  
una información.  
Esta es la esencia del prosumidor: atribuir poder a través de la emancipación de medios.  
Él es libre de hacer lo que considere con la información que propone; por ejemplo, en la red  
social Twitter muchos ciudadanos comparten noticias que ocurren en su entorno y usando pocos  
caracteres. Es información de fácil acceso, de interés general pero que merma la calidad y  
capacidad de los medios tradicionales para tratar la noticia. De esta manera, las librería estáticas  
quedan relegadas por la versión virtual, por los libros de pantalla (Ortega & Humanes, 2001) y lo  
intangible ahora posee nuevos formatos y formas informativas con la consecuente necesidad de  
crear contenidos para las diferentes plataformas digitales, algo ya no tan complicado.  
Los prosumidores y el periodismo en la era 2.0  
Los prosumidores de hoy son jóvenes, principales participantes en el contenido web, que  
combinan tecnología y audiencia. La denominada Generación Y son originarios de la década del  
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0 y viven una tercera revolución con tres principales movimientos: agrícola, industrial y ésta: la  
tecnológica (Berrocal, Campos-Domínguez, & Redondo, 2014). Los medios tradicionales han  
cambiado, eso significa deshacerse de la unidireccionalidad de la información en la que el emisor  
y el receptor eran los únicos protagonistas.  
Su participación era irrelevante porque aceptaban todo lo que consumía y el receptor  
captaba lo que pasaba alrededor sin discernir lo verídico de lo real. Con las tecnologías  
digitales, el perfil del comunicador evolucionó y se está “reconfigurando el paisaje de la  
profesión” (Salaverría, 2016); a pesar de que algunas corrientes la consideran adversas; otras, las  
visualizan como un impulso o regeneración. Éstas multiplican las oportunidades laborales por la  
democratización de fuentes y la libertad informativa así la noticia ha dejado de ser considerada  
como tal por el manejo que se le da a cada suceso (la rapidez es lo que impera) y de ello se  
desgarra un sin número de equívocos provocando que la información se tergiverse y pierda su  
esencia. El denominador común es la inmediatez, hay más valor en el tiempo en que se publica  
que en el contenido de la misma; lo más insignificante ahora tiene prioridad.  
Se otorga trascendencia a cuanto tema se propone y los prosumidores abarcan un  
contenido diferente, ellos fabrican sus propios noticieros o dan un giro de 360º a situaciones que  
no imaginables y ahora son una realidad aceptada. Un claro ejemplo es Youtube con más de cien  
mil millones de videos subidos se convierte en el motor de búsqueda número dos en el mundo.  
La mayoría de los productos representan el papel del prosumidor: hacer participar a los  
ciudadanos y crear la cultura de una audiencia en crecimiento.  
El espacio online se ha transformado en algo importante, independiente y en pleno auge  
competitivo para promover el desarrollo de marcas. Hoy, existen propuestas independientes para  
promover valores o servicios a través de la popularización de contenidos y la difusión de los  
mismos, especialmente entre jóvenes y niños. La cooperación y propagación son la base de esta  
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plataforma obviando la calidad (Universidad de Guadalajara, 2012). En Youtube se propone  
material con fines utilitarios; esto implica dos partes: el prosumidor como consumidor y la  
fusión-cooperación entre ellos; así aparecen los denominados “Youtubers”, término que se ha  
popularizado ante las influencia de determinadas personas para viralizar contenidos. Estas piezas  
son mediadoras en la práctica del usuario y la instauración de colectividades que moldean  
valores, formas de vida e inciden en el grado de aceptación o rechazo de una marca. Para las  
corporaciones, las comunidades virtuales son muy útiles para promover la fidelidad del cliente.  
Existe una frase clave en todo este ecosistema mediático: cambio de hábitos. En la era  
actual, internet es una herramienta económica poderosa (Aguado, 2013); pues sin ser un hábito  
financiero propiamente dicho, permite abaratar costos publicitarios y difundir la información sin  
limitaciones, solo se requiere la necesidad de crear y consistencia en difusión.  
Los prosumidores no son periodistas de profesión. Son generadores de contenido que se  
valen de la tecnología para llegar a las comunidades. Su papel es exponer contenidos con una  
mirada analítica y con afán de multiplicar ilimitadamente dicha difusión. Todos pueden  
convertirse en prosumidores con cuantiosas oportunidades de usar herramientas tecnológicas y  
ejecutar propuestas analíticas, eficaces y formativas. Se requiere habilidades para captar el  
interés público y, sobre todo, para ser críticos con las fuentes que proporcionan contenido. En la  
nueva sociedad de redes cada ciudadano se ha convertido en un internauta activo; los usuarios  
ya no son solo lectores, oyentes o telespectadores inertes que reciben información de los medios,  
sino más bien individuos participativos. Según Triviño, “un usuario participativo es aquel que  
tienen la posibilidad de compartir imágenes, videos, textos…” todo esto le confiere un enorme  
poder dentro de una cultura digital desarrollada.  
Conclusiones  
El consumidor de información ya no es un ser pasivo que recibe la información  
empaquetada por otros, él también quiere producir información (Ramonet, La explosión del  
periodismo, 2012). Dicho contenido se convierte en un arma de doble filo, ya que los usuarios  
se enfrentan a una convergencia mediática. “Un nuevo escenario donde generar contenidos se  
encuentra en un entorno en el que desaparecen las fronteras entre medios masivos” (Acosta,  
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010, pág. 15). Es a este nuevo fenómeno con múltiples dimensiones donde los medios actuales  
deberán adaptarse y sobre todo generar contenidos interactivos. Ya no se trata de noticias, sino  
de contenidos multimedia. El periodismo digital puede jugar a descomponer un tema en  
múltiples enfoques, los cuales pueden desarrollarse con diferentes herramientas (Echevarría,  
2
010 ) . Dichas herramientas ayudan a mostrar nuevos espacios de la realidad, que antes  
estaban ocultos, aportando así volumen y dimensión a la historia.  
Los medios de comunicación de masas continúan con sus soportes tradicionales, se  
adecuan a estas nuevas plataformas y otros surgen exclusivamente para estar presentes sólo en  
la red. En Ecuador una propuesta informativa relevante es el diario digital La República liderado  
por Carlos Jijón y cuya disciplina periodística se ha mantenido por más de seis años en las  
plataformas digitales, brindando noticias actualizadas de manera constante y con diversos  
enfoques. Con casi tres millones de lectores en su cuenta Twitter, The New York Times, cuenta  
con tres veces más usuarios en esa red que ejemplares de su edición impresa, este se convierte en  
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un ejemplo que evidencia el alcance del buen manejo de las tecnologías en relación con los  
medios tradicionales. ”Internet no es un medio de comunicación “matiza Jeff Jarvis, profesor de  
periodismo en la City University; sin embargo los medios de comunicación lo ven como eso.  
Los constantes cambios digitales requieren que los nuevos periodistas se adapten a esta  
convergencia de redes. Además de multimedia, el periodismo digital es multiplaforma (Rubio &  
Zambrano, 2015); es decir los comunicadores deben desarrollar habilidades y competencias, lo  
cual lleva a la convergencia de redacciones y capacidad de editar contenidos para celulares,  
tabletas e incluso pantallas gigantes. Es así que en esta nueva era, existen transformaciones y  
nuevos espacios que día a día abren oportunidades para los futuros profesionales. En las salas de  
redacción cada vez más necesitan personal dinámico y especializado en el manejo de  
información en la web. En los diarios papel el ciclo productivo sigue siendo de 24 horas, en los  
sitios periodísticos online ya no hay ciclo , o es 24/7/365, esto es 24 horas al días de la semana,  
todos los días del año (Triviño, 2015 ).  
Las redes sociales y la web 2.0 permiten a los periodistas completar cada noticia,  
añadiendo un matiz, un comentario, una cita una foto o un video, es por ello que hablar de un  
periodista activo digital, representa inmiscuirse en mundo donde la tecnología no solo equipará  
las tendencias de información sino también el manejo de las nuevas plataformas. Es de vital  
importancias que el periodista profesional, se tome su tiempo necesario para contrastarla  
información, corregirla y confirmarla (Ramonet, 2012).  
Un nuevo escenario para la gestión de información está emergiendo y los futuros  
profesionales tienen ante sí un gran desafío, donde las nuevas formas de generar información  
constituyen un avance importante en esta era del periodismo. Así las nuevas leyes de la  
comunicación y la información en internet aún están por definir, pero lo que es seguro con la  
Web 2.0, es que ya no serán los periodistas sino los internautas quienes las van a determinar  
(Garcia, 2015).  
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