ARTÍCULO ORIGINAL  
INNOVA Research Journal, ISSN 2477-9024  
Género y emprendimiento, contexto social, factores protectores y limitaciones  
en el desarrollo de emprendimientos femeninos  
Gender and entrepreneurship, social environment, protective factors and  
limitations in the development of female enterprises  
Andrea Alejandra Peña-Rivas  
Universidad Adventista de Chile, Chillán, Chile  
Libni Elisa Cartes-Parra  
Universidad Adventista de Chile, Chillán, Chile  
Massiel Carolina Venegas-Hernández  
Universidad Adventista de Chile, Chillán, Chile  
Recepción: 16/01/2025 | Aceptación: 30/04/2025 | Publicación: 28/05/2025  
Cómo citar (APA, séptima edición):  
Peña-Rivas, A., Cartes-Parra, L. y Venegas-Hernández, M. (2025). Género y emprendimiento,  
contexto social, factores protectores y limitaciones en el desarrollo de emprendimientos  
Resumen  
En Chile, el emprendimiento femenino ha ido adaptándose a los nuevos contextos y  
fortaleciéndose con base en las transformaciones culturales y una política pública que busca dar  
respuesta a las necesidades actuales. En consecuencia, la presente investigación tiene como  
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Andrea Alejandra Peña-Rivas, Libni Elisa Cartes-Parra y Massiel Carolina Venegas-Hernández.  
ISSN 2477-9024. Innova Research Journal (Mayo-agosto, 2025). Vol. N10, No. 2, pp. 81-99.  
finalidad conocer las distinciones y significados que se atribuyen socialmente al desarrollo de  
emprendimientos femeninos desde la perspectiva de mujeres emprendedoras participantes del  
Programa Jefas de Hogar de la comuna de Quillón a quienes consideran figuras significativas en  
el desarrollo de sus negocios. Se sustenta en un paradigma cualitativo descriptivo de carácter  
fenomenológico, sustentado en el análisis de la teoría de la expectativa/valoración de Víctor  
Vroom. Entre los principales hallazgos, se reconoce una política pública que da respuesta a  
cuestiones asociadas al ámbito productivo; sin embargo, se reconoce la necesidad de que esta se  
acerque a favorecer la inclusión de las nuevas tecnologías en la especialización de la mano de obra.  
Es aquí donde se propone la participación desde el trabajo social en la implementación de una  
política pública que ayude a mujeres emprendedoras a acceder a nuevas y mejores oportunidades  
de mercado.  
Palabras claves: género, emprendimiento, emprendimiento femenino, igualdad, Chile.  
Abstract  
In Chile, female entrepreneurship has been adapting to new contexts and strengthening based on  
cultural transformations and public policies addressing current needs. This research aims to  
"
understand the distinctions and meanings socially attributed to the development of female  
enterprises by participants in the Household Heads Program in the city of Quillon." It explores this  
from the perspective of women entrepreneurs and their significant figures in business  
development. The study follows a descriptive qualitative paradigm with a phenomenological  
character, grounded in the analysis of Victor Vroom's Expectancy/Valuation Theory. Among the  
main findings is the acknowledgment of a public policy addressing productive issues yet  
recognizing the need for it to embrace the integration of new technologies in the workforce  
specialization. It is suggested that Social Work participation could complexify public policy to  
facilitate women entrepreneurs' access to new and better market opportunities.  
Keywords: gender, entrepreneurship, female entrepreneurship, equality, Chile.  
Introducción  
El emprendimiento es una disciplina relativamente joven, dedicada en sus inicios a la  
determinación del emprendedor y, posteriormente, a otros aspectos relevantes que van más allá de  
las características y la personalidad del individuo, tales como el proceso emprendedor (Barranco  
Acosta, 2018). Existe evidencia asociada a la idea de que el emprendimiento se desarrolla por  
diferentes motivos; así dan cuenta autores como Jaramillo et al. (2013), señalando que estos  
pueden estar ligados a factores personales, sociales e institucionales, entre otros, los que se dan  
tanto en emprendimientos masculinos como en aquellos desarrollados por la mujer. Ahondando  
un poco más en dichas motivaciones ―y desde una perspectiva de género―, se suscita la pregunta  
por el origen de los emprendimientos femeninos. Es posible reconocer que estos nacen como  
respuesta a una necesidad, donde la principal motivación para la creación de estos  
emprendimientos es la búsqueda de generar recursos para una mejor calidad de vida y que se  
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Género y emprendimiento, contexto social, factores protectores y limitaciones en el desarrollo de emprendimientos  
femeninos.  
manifiestan también producto de la búsqueda de la conciliación del tiempo consagrado a la familia  
y el dedicado al trabajo (RedEAmérica, 2022).  
Desde la investigación, abordar aspectos como las diferencias en la actitud emprendedora  
por género, los rasgos psicosociales del potencial emprendedor o las barreras y motivaciones que  
encuentran las mujeres para iniciar una actividad empresarial son objeto de interés por parte de la  
literatura especializada (Sánchez y Fuentes, 2013). Todo esto, comprendiendo que el género  
femenino se desenvuelve en un espacio de desigualdad frente al género masculino. Tal y como  
señala RedEAmérica (2022), la mujer enfrenta diversos desafíos y obstáculos asociados a la idea  
de emprender. Entre estos, es posible identificar retos ligados a condiciones de vida propias de las  
mujeres, a condiciones socioculturales y retos en el plano organizacional y empresarial,  
comprendiendo que estos ámbitos han sido un espacio de lucha constante del género femenino por  
lograr posicionarse en ellos. Además, están los desafíos ligados al territorio, a sus características  
geográficas, a la presencia de una institucionalidad de apoyo y, finalmente, aquellos retos ligados  
a la dinámica económica local.  
Desde las ciencias sociales y, más específicamente, desde la mirada del trabajo social, el  
emprendimiento femenino debe ser visto como un espacio de actuación emergente, donde se deben  
incrementar los esfuerzos por llevar a cabo iniciativas relacionadas con el emprendimiento en los  
ámbitos de la investigación, la formación y la intervención social (Millán Franco, 2020).  
Tomando en cuenta los antecedentes, surge la interrogante sobre las distinciones y  
significados que las mujeres participantes del Programa Jefas de Hogar de Quillón atribuyen al  
desarrollo de emprendimientos femeninos. El objetivo general es conocer dichas distinciones y  
significados. Se plantean como objetivos específicos: describir el perfil de mujeres con  
emprendimientos sostenibles, analizar sus trayectorias de vida familiar-laboral, identificar factores  
facilitadores y obstaculizadores del emprendimiento, y analizar los significados familiares  
asociados a esta experiencia.  
Marco teórico  
Las distinciones respecto a posiciones de género en la estructura social no son un tema en  
estudio emergente, son una parte integral de nuestras sociedades que influyen en cómo hombres y  
mujeres se perciben a sí mismos y se relacionan entre sí. Sin embargo, estas estructuras no son  
estáticas ni universales, sino que están moldeadas por el contexto cultural, histórico y geográfico  
en el que se desarrollan. Autores como Kargwell (2012, como se cita en Ordoñez et al., 2021)  
indican que las primeras teorías feministas surgen en la década de los setenta a través de  
compilaciones realizadas por antropólogas feministas que llegan a concebir el género como una  
construcción cultural que prescribe y regula las relaciones entre los sexos, así como los roles y  
comportamientos que se atribuyen a lo masculino y lo femenino.  
Posteriormente, autores como Scott (1996) adicionan a la concepción de género como una  
construcción cultural la idea de una construcción social del género, la cual reconoce que las  
relaciones sociales se comprenden de acuerdo con las diferencias que se perciben en las personas  
según el sexo, y que este tiene relación directa dentro de las estructuras de poder. La construcción  
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social del género se refiere a cómo las sociedades atribuyen significado y valor a las diferencias  
biológicas entre hombres y mujeres. Estas construcciones varían ampliamente según el contexto  
cultural, histórico y geográfico. Las normas y roles de género son aprendidos y transmitidos a  
través de instituciones sociales como la familia, la educación, los medios de comunicación y la  
religión. Esto da forma a las expectativas y comportamientos esperados de hombres y mujeres en  
diferentes sociedades. Siguiendo con esta línea, Gimeno y Rocabert (1998) señalan que el  
desarrollo de la carrera de la mujer no sólo es diferente a la de los hombres, sino que además es  
más complejo, debido a la influencia que ejercen las diversas facetas que ocupa la mujer en el  
contexto del hogar.  
En el ámbito laboral, Nicholson (1997) considera que en el desarrollo de la carrera de las  
mujeres existen tres tipos de barreras: las visibles, acerca de las responsabilidades familiares que  
asumen como un rol social atribuido; las invisibles, como lo son las actitudes, las creencias y  
conductas de los hombres en el contexto laboral que conforman la cultura de las organizaciones;  
y las derivadas del impacto psicológico inconsciente que esta cultura androcéntrica de las  
organizaciones tiene sobre la motivación de la mujer y su autoestima, entre otros aspectos. El  
empoderamiento de las mujeres se sostiene fundamentalmente en la interrelación entre autonomía  
económica y el desarrollo personal. La independencia financiera, aunque crucial, es solo un pilar  
dentro de un proceso más amplio y complejo que busca garantizar derechos económicos y sociales  
fundamentales. En consecuencia, el emprendimiento se presenta como una vía prometedora para  
superar las limitaciones tradicionales. Al respecto, autoras como Cardemil Winkler (2021) indican  
que:  
el empoderamiento económico, personal y político de las mujeres está interconectado (...).  
La autonomía económica de las mujeres contribuye a promover su empoderamiento,  
aunque este último concepto va aún más lejos ya que define la totalidad del proceso  
encaminado hacia la realización de un conjunto más amplio de derechos económicos (p.5).  
En este contexto se expresa la economía feminista, la cual en los últimos años ha  
contribuido a la consolidación de una mirada que desafía los principios convencionales, expone  
dimensiones de la realidad invisibilizadas y reclama y propone estrategias concretas para la  
transformación de la dinámica económica en un sentido igualitario (Rodríguez, 2015). Esta mirada  
económica feminista viene a distanciarse de la construcción androcéntrica que posiciona  
actividades masculinas como aquellas que cuentan con valor, por encima de lo femenino (Medina-  
Vicent, 2019).  
El emprendimiento se ha consolidado como una fuerza impulsora de la economía global,  
promoviendo innovación, crecimiento y empleo. Sin embargo, persiste una marcada disparidad de  
género en este ámbito, con menor representación de mujeres emprendedoras. Por ello, es relevante  
analizar cómo se expresan los emprendimientos femeninos según su contexto social, factores  
protectores y limitaciones. Aunque la autonomía económica mejora la calidad de vida de las  
mujeres (Santander y Fernández, 2019), surgen contradicciones, como advierten Haugh y Talwar  
(
2016, como se cita en Santander y Fernández, 2019).  
(...) el daño social que puede resultar del empoderamiento de las mujeres en las culturas,  
principalmente aquellas patriarcales en las que son valoradas por su cumplimiento con las  
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Género y emprendimiento, contexto social, factores protectores y limitaciones en el desarrollo de emprendimientos  
femeninos.  
normas tradicionales. Así, al aumentar su capital económico, humano y social, las mujeres  
están facultadas para liberarse de las estructuras y limitaciones sociales existentes (p. 4).  
El emprendimiento femenino en Chile ha crecido notablemente en las últimas décadas,  
impulsado por una mayor conciencia sobre la igualdad de género. Sin embargo, las mujeres  
chilenas siguen siendo menos propensas a trabajar remuneradamente, especialmente a jornada  
completa. Por el contrario, suelen pasar más horas cuidando a niños y adultos mayores, realizando  
labores domésticas, comprando comida, cocinando, etc. (Organización para la Cooperación y el  
Desarrollo Económico [OCDE], 2021).  
Los elementos antes expuestos, representan factores que proporcionan incentivos y  
promueven la iniciativa de las mujeres en su búsqueda de emprender y alcanzar autonomía. Desde  
esta perspectiva, la evidencia respalda la siguiente afirmación de la Comisión Económica para  
América Latina y el Caribe (CEPAL, 2016):  
la autonomía económica es un pilar fundamental de la autonomía de las mujeres y, por  
definición, requiere que éstas perciban ingresos que les permitan superar la pobreza y  
disponer de su tiempo libremente para capacitarse, acceder al mercado laboral,  
desarrollarse profesional y personalmente, participar de manera activa de la vida social y  
política, y dedicarse a sus seres queridos sin que ello se transforme en una barrera para el  
logro de sus propias aspiraciones (p. 39).  
A nivel de los datos oficiales, estudios realizados en Chile por el Instituto Nacional de  
Estadísticas (2020) dan cuenta, a través de sus resultados, que el fenómeno de emprendimiento se  
expresa en un porcentaje significativo de la población en espacios de precariedad laboral, reflejado  
en bajos ingresos, alta informalidad y baja protección social, entre otros factores. No obstante,  
desde esta perspectiva, los emprendimientos son, para un porcentaje importante de personas, una  
alternativa a la desocupación a través de la cual pueden conseguir ingresos mientras encuentran un  
trabajo asalariado o con el fin de complementar los ingresos del hogar.  
El emprendimiento femenino ha crecido en presencia y relevancia social y económica,  
aunque persiste una brecha importante respecto del emprendimiento masculino. En países como  
Chile, al igual que otros países de América Latina y el resto del mundo, queda mucho por hacer  
para reducir las brechas de género y garantizar los beneficios de una distribución más equitativa  
del trabajo remunerado y no remunerado para el bienestar familiar y el desarrollo del capital  
humano (OCDE, 2021).  
A nivel internacional se han implementado planes para fomentar el empleo femenino y su  
autonomía económica, mediante diversas estrategias orientadas a fortalecer su participación social:  
situar a la mujer como un sujeto al cual se le debe dotar de una nueva mentalidad frente a su  
pobreza, que trasciende el plano asistencial de la política de acción. Se pretende que la nueva mujer  
emprendedora se forme en habilidades prácticas sobre empresas, conocimiento y mentalidad  
empresarial (Santander & Fernández, 2019, p. 2).  
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ISSN 2477-9024. Innova Research Journal (Mayo-agosto, 2025). Vol. N10, No. 2, pp. 81-99.  
Aunque el empoderamiento individual es clave en el desarrollo económico femenino, no  
debe ignorarse la influencia de factores estructurales que también afectan sus oportunidades y  
desafíos empresariales. Es por ello que Santander & Fernández (2019) afirman:  
dichas políticas están siendo fuertemente impulsadas por organismos internacionales  
relevantes en materia económica, entre ellos: el Banco Mundial, el Programa de las  
Naciones Unidas para el Desarrollo, la Organización para la Cooperación y Desarrollo  
Económico, la Organización de las Naciones Unidas, entre otras, forman parte de esta  
lógica que construye el sujeto de la mujer emprendedora. (p. 2)  
Las políticas públicas promueven el emprendimiento como vía para fortalecer  
económicamente a las mujeres, aunque en América Latina persiste una desconexión entre estos  
esfuerzos y los cambios en la estructura familiar. Los programas gubernamentales se basan en  
modelos de familias con estructuras y roles de género que no se ajustan a la diversidad de  
situaciones actuales (Santander & Fernández, 2019).  
En Chile, el Estado impulsa planes y programas para crear, fortalecer y apoyar  
emprendimientos, abordando especialmente las problemáticas que afectan al emprendimiento  
femenino:  
los programas llevados a cabo por la política pública económica se han centrado en  
incentivar y aumentar las cifras de creación de nuevos emprendimientos, disminuir las  
edades de quienes emprenden, masificar el uso de las nuevas tecnologías, aumentar la  
innovación, pero, sobre todo, en compensar las estadísticas de desempleo que el trabajo  
dependiente deja al descubierto (Santander y Fernández, 2019, p.1).  
A través de datos obtenidos en la encuesta nacional de empleo en Chile, aplicada por el  
Instituto Nacional de Estadísticas en el año 2017 (como se cita en Santander & Fernández, 2019),  
se señala que:  
si bien el empleo creció en el grupo de las mujeres en un 1,9 %, ello se explicó  
principalmente por quienes se desempeñaron como trabajadoras por cuenta propia,  
representado por un 5,2 %, y que principalmente tuvieron una jornada parcial de trabajo  
(
p. 2).  
Basándose en las políticas, programas y recursos específicos, se reconoce que el Estado  
puede desempeñar un papel fundamental en el apoyo y fortalecimiento de los emprendimientos  
liderados por mujeres. Según lo señalado, desde lo político-económico, el emprendimiento en la  
mujer se constituye como un dispositivo gubernamental facilitador para la disminución de las  
cifras de desempleo en el país (Santander & Fernández, 2019).  
Con el fin de favorecer la comprensión de la construcción y evolución del emprendimiento  
femenino, se exponen a continuación expresiones teóricas con enfoque en las transformaciones  
que han impactado las concepciones tradicionales relacionadas con el rol de género.  
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Género y emprendimiento, contexto social, factores protectores y limitaciones en el desarrollo de emprendimientos  
femeninos.  
Desde la sociología, autores como Bourdieu plantean que las ideas que tenemos acerca de  
las personas y de los objetos del mundo son construcciones bipolares que tienden a naturalizarse.  
La naturalización de la dominación masculina obedece a una arbitraria división de las cosas y de  
las actividades (sexuales o no) de acuerdo con la oposición entre masculino y femenino  
(Maldonado Gómez, 2003).  
Comprender las relaciones en los distintos espacios sociales requiere alejarse de estas  
concepciones androcéntricas, comprendiendo que, si bien existe una diferenciación que responde  
a distinciones anatómicas en el ser humano, no debe ser esta razón suficiente para justificar y  
naturalizar las diferencias que socialmente se han establecido entre los sexos y la relación arbitraria  
de dominación de los hombres sobre las mujeres, que se expresa tanto en aspectos objetivos como  
subjetivos (Maldonado Gómez, 2003). Llevado al ámbito del emprendimiento, este se ha  
desarrollado con base en una construcción social que apunta hacia el género masculino como aquel  
género que cumple con el perfil para liderar emprendimientos que sean exitosos, sustentables y  
productivos. Estrin y Mickiewicz (2011, como se cita en Salvaj y Álvarez, 2023), dan cuenta de  
que:  
algunas de las razones que explicarían las diferencias numéricas entre los emprendimientos  
liderados por mujeres versus los emprendimientos liderados por hombres, sugieren que las  
condiciones económicas y regulatorias de un país aún no generan paridad de género en el  
capital cultural que afecta la decisión de emprender (p. 215).  
Bird y Brush (2002, como se cita en Salvaj y Álvarez, 2023) reconocen en la literatura que  
las diferencias de género están fuertemente vinculadas a una mayor percepción por parte de las  
mujeres respecto a las posibilidades de fracaso y a no ser realmente competitivas. Por ejemplo, se  
percibe a los hombres como agresivos, inclinados a tomar decisiones de alto riesgo y centrados en  
obtener beneficios económicos, mientras que a las mujeres se les identifica como conservadoras a  
la hora de tomar decisiones, siempre al servicio y cuidado de los demás (Salvaj y Álvarez, 2023).  
En consecuencia, el enfoque de este estudio se fundamenta en la perspectiva  
fenomenológica, pues se basa en las experiencias de vida desde la perspectiva del sujeto. Se  
comprende que:  
este enfoque asume el análisis de los aspectos más complejos de la vida humana, de aquello  
que se encuentra más allá de lo cuantificable, teniendo como objetivo poder observar la  
vida de la conciencia que está detrás de los objetos comprendidos como cosas dadas:  
abordar cómo esta los representa, qué significado asume para ella. En resumen, qué sentido  
original poseen o cómo se convierten en objetos de conciencia (Fuster, 2019 p. 202).  
El enfoque fenomenológico permite analizar el emprendimiento femenino desde vivencias  
subjetivas, evidenciando que las trayectorias varían según las experiencias personales de cada  
mujer. Finalmente, desde la línea del emprendimiento, Víctor Vroom plantea la teoría de la  
expectativa/valoración, la cual, según Erez e Isen (2002, como se cita en Marulanda et al., 2014):  
fue desarrollada para predecir los niveles de motivación de los individuos, especialmente  
en el mundo laboral. Parte de la asunción de que el individuo tomará una acción cuando  
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cree que sus esfuerzos le conducirán a un desempeño exitoso, el cual traerá unos resultados  
positivos (p. 212).  
Según Gatewood et al. (2002, como se cita en Marulanda et al., 2014), para Vroom la  
motivación se basa en tres relaciones: la expectativa de que el esfuerzo lleve a un resultado  
(esfuerzo-rendimiento), la valoración de los objetivos, y la creencia de que el rendimiento generará  
el resultado deseado (instrumentalidad). Emprender implica usar recursos personales vinculados a  
la motivación, de la cual depende el resultado. En el emprendimiento femenino, los esfuerzos y  
valores individuales son determinantes para el éxito o fracaso en el ámbito productivo.  
Metodología  
El estudio representa una investigación cualitativa-descriptiva, con un enfoque  
fenomenológico transversal (Hernández Sampieri et al., 2014). Para la selección de los  
participantes se utilizó una muestra no probabilística o muestra dirigida (Hernández Sampieri et  
al., 2014). La muestra seleccionada corresponde a dos mujeres que han participado en el Programa  
Jefas de Hogar, impartido por la Oficina de Desarrollo Local (ODEL) de la Ilustre Municipalidad  
de Quillón, que han implementado emprendimientos luego de haber recibido capacitaciones por  
dicha entidad. Además, se incluyó a dos figuras significativas identificadas por cada mujer  
emprendedora.  
La recopilación de datos se realizó mediante entrevistas semiestructuradas a mujeres  
emprendedoras y sus figuras significativas, para identificar sus trayectorias de vida en el  
emprendimiento. A través del lenguaje, se reconstruyeron sus experiencias familiares y laborales.  
Para brindar mayor confiabilidad y validez, el instrumento fue sometido a un proceso de  
triangulación, lo que contribuyó de forma significativa en los resultados del estudio, puesto que  
permite obtener una mirada holística del fenómeno. Considerando que, desde la investigación,  
adoptar una metodología interdisciplinaria contribuye a captar la riqueza de la interacción entre  
los diferentes subsistemas que estudian las disciplinas particulares (Martínez Miguélez, 2006).  
Para analizar los datos se utilizó el diseño narrativo a través del análisis del discurso y, con  
el fin de reforzar la validez y confiabilidad de los datos, se elaboraron tópicos de investigación y  
categorización apriorística, con categorías que denotan un tópico en sí mismo y las subcategorías  
que detallan dicho tópico en micro aspectos (Cisterna Cabrera, 2005). Finalmente, el estudio fue  
sometido al juicio del Comité de Ético Científico de la Universidad Adventista de Chile y fue  
aprobado bajo el dictamen 2023-64 el día 02/08/2023.  
Resultados y discusión  
Se presentan los principales resultados de la investigación, organizados en torno a siete  
dimensiones de análisis. El trabajo de campo se realizó en el sector rural de Quillón, región de  
Ñuble, mediante entrevistas, visitas domiciliarias y observación de espacios de producción.  
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Género y emprendimiento, contexto social, factores protectores y limitaciones en el desarrollo de emprendimientos  
femeninos.  
Antecedentes iniciales asociados a la experiencia de emprender  
El perfil de la muestra es clave para entender sus perspectivas y experiencias. Ambas  
entrevistadas iniciaron sus emprendimientos tras participar en el programa Jefas de Hogar de la  
comuna.  
Mujer emprendedora 1: Eh… bueno, yo no me acuerdo muy bien, pero me fui a inscribir  
a la ODEL, a los programas de Jefas de Hogar. Ahí quedé en una lista de espera… y después  
me llamaron del FOSIS, porque como estaba como en esos programas, me contactaron (...).  
Mujer emprendedora 2: Bueno, yo ingresé en 2013 a las Jefas de Hogar, y ahí tuve un  
recurso (...). De ahí me capacité durante todo ese año y ahí uno fue creciendo, se fue  
formando, se fue agarrando más confianza. Después, con el tiempo tomé otro curso que fue  
de Sence.  
Las dos mujeres emprendedoras destacan por su capacidad de asumir riesgos,  
perseverancia e innovación, lo que ha favorecido emprendimientos sostenibles. Han participado  
en programas como Jefas de Hogar, SENCE, ODEL, PRODESAL, INDAP, FOSIS y SERCOTEC.  
Los proyectos emprendedores surgieron como una estrategia para sostener la economía  
doméstica, combinándose con el rol fundamental que las mujeres asumieron en el cuidado de sus  
familias.  
Mujer emprendedora 1: Sí, es que yo, hace más menos 20 años, cultivaba flores al aire  
libre y en el invernadero (...). Siempre he sido como emprendedora, pero hubo un tiempo  
que decaí en eso, porque me enfermé [ríe] de tanto trabajar, me enfermé de la columna.  
Mujer emprendedora 2: Ser quien soy yo, es la formación de la vida. Practicando,  
equivocándose.  
Se observa que las entrevistadas perciben como indispensable la necesidad de ir adaptando  
sus estrategias de venta, la disponibilidad de productos y el enfoque de sus emprendimientos según  
las demandas del mercado. Esto concuerda con lo que señala la teoría de la expectativa/valoración  
de Víctor Vroom, que plantea que la suma de los esfuerzos asociados al emprendimiento que  
alguien está dispuesto a realizar dependerá del resultado de éxito o fracaso que se prevé para estos  
mismos (Marulanda et al., 2014).  
La motivación de las emprendedoras combina la búsqueda de realización personal,  
autonomía e independencia económica, destacando la temprana inserción laboral y experiencias  
previas que favorecieron sus emprendimientos actuales.  
Mujer emprendedora 1: Sí, porque ya lo otro iba como en decadencia, eh, ya tenía menos  
invernaderos con plantas (...).  
Mujer emprendedora 2: (...) en mi comienzo en cuanto a la vida laboral, antes de que me  
casara yo trabajé de nana. Después que me casé estuve como un año y medio trabajando  
(
...).  
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Andrea Alejandra Peña-Rivas, Libni Elisa Cartes-Parra y Massiel Carolina Venegas-Hernández.  
ISSN 2477-9024. Innova Research Journal (Mayo-agosto, 2025). Vol. N10, No. 2, pp. 81-99.  
Ambas entrevistadas provienen de familias nucleares, una casada y otra separada de hecho,  
evidenciándose la falta de apoyo de sus parejas en sus emprendimientos. La organización familiar  
refleja tanto la presencia como la ausencia de figuras masculinas. Además, se observa una clara  
diferenciación de roles reproductivos y productivos basada en el género, influenciada por  
representaciones culturales asociadas al trabajo y las relaciones sociales.  
Mujer emprendedora 1: Eh… me ha ido mejor que antes, me rinde más lo que hago, porque igual  
él de repente igual era como negativo, eh cuando yo iba vender: “vas a puro lesear”, “vendiste  
poco” (...). Igual me he sentido más libre (…).  
Esta construcción asociada a roles de género devela la idea de que:  
el sexo actuaría como un sistema de categorización social que define posiciones separadas  
para ambos sexos y por tanto está vinculado integralmente a los papeles asignados y a las  
suposiciones asociadas sobre los rasgos y comportamientos atribuidos a mujeres y hombres  
en una sociedad concreta. (Delgado Álvarez et al., 2012 p. 771).  
Emprender ha permitido a las mujeres alcanzar autonomía económica y valerse por sí  
mismas, a partir de sus propios ingresos. Aunque el entorno patriarcal sigue imponiendo barreras,  
la familia, entendida como un espacio de apoyo y productividad, se convierte en un motor  
fundamental que impulsa sus sueños y proyectos.  
Mujer emprendedora 1: (...) ayudar con dinero para la casa, con mis cosas que he traído,  
para comprar cosas a mis hijos. (...) A mí me ha ayudado harto en mi independencia, si  
quiero hacerme un regalo, comprarme algo para mí, me ha ayudado mucho mi  
emprendimiento.  
Mujer emprendedora 2: Sí, que la independencia económica igual es importante, porque  
uno tiene sus recursos. Si uno quiere hacer o comprar lo que uno quiera, lo tiene desde uno,  
no tiene que estar esperando que accedan a que te lo den o manejar sus tiempos también.  
En base a los relatos, se puede inferir que el desarrollo de sus emprendimientos no solo le  
ha otorgado esa autonomía económica a nivel más personal, sino que también ha influido  
positivamente en la economía del hogar.  
Factores asociados a la motivación para emprender  
La motivación para emprender de las mujeres entrevistadas responde a factores personales,  
sociales y económicos, impactando en el éxito y sostenibilidad de sus negocios. Sus  
emprendimientos no solo tienen un sentido productivo, sino también personal y familiar. Según  
Valenzuela et al. (2006), estas motivaciones incluyen la necesidad económica, la autorrealización  
y la búsqueda de autonomía financiera.  
Mujer emprendedora 1: sí, ayuda harto. A mí me ha ayudado harto en mi emprendimiento,  
porque eh… cómo le dijera, no tenía tanto apoyo de mi marido. De hecho, ahora estoy  
separada, separada de palabras (...), y a mí me ha ayudado harto en mi independencia, si  
quiero hacerme un regalo, comprarme algo para mí.  
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Género y emprendimiento, contexto social, factores protectores y limitaciones en el desarrollo de emprendimientos  
femeninos.  
Mujer emprendedora 2: yo lo veo como una oportunidad. Bueno, igual necesidad  
económica. Fue una forma igual de crecer yo como persona también, de verme que pudiera  
hacer otras cosas, pero eso fue descubriéndose pu’ (...). Nunca pensé “voy a hacer este  
emprendimiento”, fue naciendo por oportunidades y necesidades de la gente en el sector.  
La motivación para emprender no responde a un solo factor, sino que integra experiencias  
personales de vida. Se destacan el deseo de mejorar las condiciones familiares, alcanzar realización  
personal, lograr autonomía económica y obtener reconocimiento por el esfuerzo.  
Percepción de los participantes con relación al emprendimiento.  
El emprendimiento requiere promover la igualdad de género mediante un ecosistema  
productivo diverso, que facilite el crecimiento y sustento sin distinción de género. En esta línea,  
Heller (2010) destaca la importancia de entornos inclusivos que favorezcan estas oportunidades.  
la mayor incorporación de mujeres a actividades productivas depende en gran parte del  
desarrollo de un entorno apropiado, de estímulos y facilidades proporcionados desde  
diversas instituciones, en donde se proporcione el acceso a la información, crédito,  
financiamiento, programas que posibiliten atender sus necesidades prácticas y estratégicas  
(
...) para superar la subsistencia (p. 52).  
El éxito en el emprendimiento femenino depende del desarrollo de habilidades de  
empoderamiento, autonomía y adaptación al contexto. Además, en situaciones de vulnerabilidad  
social, las redes familiares resultan esenciales, superando la visión tradicional del emprendedor  
individualista.  
Figura significativa 1: Eh… que son buenos. Yo igual tengo emprendimientos femeninos  
cercanos: mi mamá, mi prima que hace pestañas. Entonces, en general son muy buenos,  
porque le dan bastante autonomía, sobre todo a mujeres que tienen hijos, que son mamás  
solteras, como mi mamá, ahora que se separó.  
Mujer emprendedora 2: Bueno, estar dispuesta a ser persistente en lo que ella quiere,  
capacitarse, tener algo de lo que ella piensa que puede seguir creciendo.  
Figura significativa 2: bueno, lo observo de una manera positiva, igual; de harto esfuerzo  
y trabajo. Y lo que ella hace.  
El emprendimiento ha fortalecido la autonomía femenina, aunque persiste una falta de  
autoconfianza en las emprendedoras, atribuida a su prolongada dedicación al ámbito doméstico.  
Esto refleja dos dimensiones: la subvaloración de las tareas de cuidado y la percepción de  
insuficiencia personal.  
Redes de apoyo institucionales en el desarrollo de emprendimientos femeninos  
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Andrea Alejandra Peña-Rivas, Libni Elisa Cartes-Parra y Massiel Carolina Venegas-Hernández.  
ISSN 2477-9024. Innova Research Journal (Mayo-agosto, 2025). Vol. N10, No. 2, pp. 81-99.  
Las redes de apoyo institucional son fundamentales para el desarrollo del emprendimiento  
femenino, al eliminar barreras y brindar acceso a recursos, capacitación y oportunidades. Además,  
facilitan el intercambio de conocimientos entre emprendedoras, expertos y organizaciones,  
fortaleciendo así la base para enfrentar diversas realidades empresariales.  
Las políticas públicas no solo abren oportunidades al emprendimiento femenino, sino que  
también ofrecen mentorías y apoyos personalizados para fortalecer negocios locales. La influencia  
de agentes institucionales y apoyos estatales es clave para impulsar nuevos proyectos. Como señala  
Heller (2010), los programas deben articularse en políticas integrales que generen cambios  
sustentables en las instituciones y en la vida de las mujeres.  
Los emprendimientos femeninos sostenibles fortalecen la economía y mejoran la calidad  
de vida individual, familiar y comunitaria. Para ello, se requiere fortalecer políticas públicas que  
faciliten acceso a créditos, inversión en negocios sustentables y adquisición de insumos, siguiendo  
ejemplos como Jefas de Hogar y FOSIS.  
Mujer emprendedora 1: Sí, yo personalmente he tenido harto apoyo (...). Participé en un  
programa de Jefas de Hogar, he tenido la oportunidad de participar en las ferias  
agroturísticas de Quillón, me han invitado a varias ferias y he postulado y he quedado, así  
que he tenido bastante ayuda en eso, y ahora me dieron un puesto en Quillón en la feria,  
hace como un mes (...).  
Mujer emprendedora 1: (...) me llegó un proyecto del FOSIS, y postulé a una maquina 3D  
para hacer maceteros, que era mi sueño (...), porque siempre la había visto por internet y  
soñaba con tenerla. Y resulta que ahora, con lo de los incendios, llegó un programa del  
FOSIS y me preguntaron que si quería postular, y me gané la impresora. Para mí es  
importante, fue importante ese apoyo.  
Mujer emprendedora 2: (...) en el Jefas de Hogar tuve un fondo, que fue el Visicooler. En  
el Sence igual fue con otro fondo, que fue la amasadora de mesa que tengo ahí. Después de  
ese fue el FOSIS, que adquirí un horno de dos cámaras, que ahí se puso el mayor porcentaje  
que ellos dan, pero yo con ese doble y compré el horno.  
Mujer emprendedora 2: Y de la municipalidad también recibí un recurso, que fue para  
elaborar acá una parte del financiamiento (ampliación de espacio en el hogar para uso de  
su emprendimiento).  
Las participantes valoran positivamente su participación en programas sociales,  
reconociéndolos como un estímulo clave para iniciar y fortalecer sus emprendimientos. Estos  
programas, con su enfoque integral, son esenciales en el proceso de transformación hacia el rol de  
emprendedora.  
Experiencias en el desarrollo de emprendimientos desde la mirada familiar-laboral  
El apoyo familiar influye directamente en el desarrollo de emprendimientos, aunque  
muchas veces el foco se centra solo en quien lidera. Los relatos muestran que, pese a lograr  
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Género y emprendimiento, contexto social, factores protectores y limitaciones en el desarrollo de emprendimientos  
femeninos.  
continuidad, las mujeres enfrentaron obstáculos familiares que estancaron sus proyectos. Destaca  
la falta de apoyo de sus parejas, donde incluso surgieron comentarios desalentadores. Sin embargo,  
una figura significativa resalta un cambio positivo tras la separación, evidenciando mayor felicidad  
y autonomía en una de las emprendedoras.  
Figura significativa 1: Eh… estar feliz, estar haciendo lo que le gusta. Porque recuerdo  
que, en ese tiempo, cuando todavía estaba con mi papá (...), ahí igual le estaba dedicando  
mucho tiempo a otras cosas, como son las labores de la casa, ver las cosas de mi papá  
también, y yo le dije que en verdad tenía que hacer algo que le gustara a ella, aunque tuviera  
que dejar otras cosas de lado, si es el futuro de ella también.  
El relato evidencia una figura masculina ausente y que genera control en las acciones, en  
contraparte, una de ellas manifiesta que, a pesar de mantener una relación de convivencia con su  
esposo, reconoce la carencia de apoyo por parte de este en el surgimiento y crecimiento de su  
emprendimiento.  
Mujer emprendedora 2: Es que no sentí apoyo tampoco (...) familiar (...). (Sollozando)  
Uno espera mucho del resto y no todos caminan por tus sueños.  
Se refuerza nuevamente esta figura masculina ausente, quien no se identifica como una red  
de apoyo a nivel familiar en el crecimiento de su emprendimiento. Sin embargo, ambas  
participantes poseen una figura significativa que ha ocupado un rol esencial en el crecimiento de  
su emprendimiento, pues a través de palabras de afirmación y refuerzo de sus aptitudes han  
contribuido para que estas no decaigan.  
Las mujeres emprendedoras enfrentan el desafío de conciliar sus roles de mujer, esposa,  
madre y responsable del hogar. El emprendimiento surge como una alternativa viable para  
compatibilizar el cuidado familiar y la necesidad económica (Santander Astorga et al., 2016).  
Además, Naranjo (2014) destaca las dificultades que implica gestionar simultáneamente  
emprendimiento y responsabilidades domésticas.  
la inequidad de género se manifiesta en el sentido de que las mujeres tienen que  
compatibilizar estos roles, la mayoría de las veces con los ámbitos del emprendimiento, de  
la gestión de sus negocios, de la producción de sus comercios, de la venta de sus productos,  
de las acciones de mercadeo y planificación empresarial, etc. (p. 6).  
Mujer emprendedora 1: También eso me pasaba, pero, cuando tenía mi hijo, mi mamá me  
lo veía y… pero con mi hija igual me pasa, que me entusiasmo [ríe] y después me doy  
cuenta de que me he descuidado un poco de ella.  
Mujer emprendedora 2: Es complejo ser esposa; bueno, primero ser mujer, esposa, mamá,  
emprendedora… Todos quedan cojos, porque el emprendimiento sale ganando, porque uno  
invierte más tiempo, pero al final igual hay que repartir los espacios.  
Subsisten desafíos relacionados con la consecución de un equilibrio sin discriminación de  
género en la distribución de las labores inherentes al ámbito doméstico y la crianza de los hijos.  
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Andrea Alejandra Peña-Rivas, Libni Elisa Cartes-Parra y Massiel Carolina Venegas-Hernández.  
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Factores que facilitan/obstaculizan el desarrollo de sus emprendimientos  
El éxito o fracaso en el emprendimiento femenino depende de la experiencia individual y  
del contexto en que se desarrolla. Si bien ambas emprendedoras contaron con apoyo familiar, se  
destaca la ausencia de respaldo masculino por parte de sus parejas. En cambio, padres, hermanos  
e hijos fueron fundamentales en su trayectoria.Figura significativa 1: (...) requiere de bastante  
esfuerzo, de todos en verdad, de toda la familia, porque a veces es complicado. (...) Hay veces que,  
menos mal, mi mamá cuenta con el apoyo de nosotros como familia, de mi abuelo, por ejemplo, y  
de los que estamos aquí.  
Mujer emprendedora 2: Sí, porque ella (figura significativa) me hizo nacer en lo que yo  
rehusaba.  
Se reconoce el significado atribuido al apoyo en el éxito de sus emprendimientos. Sin  
embargo, es necesario considerar que dependerá del esfuerzo, dedicación y la actitud con la que  
se enfrenten los desafíos asociados a la experiencia de emprender, la que tendrá gran incidencia  
en los resultados que se obtengan.  
Entre los factores por lo que se mantiene el emprendimiento, se reconoce una alta influencia  
del entorno, puesto que gran parte de lo que es hoy su emprendimiento se debe al apoyo de la  
comunidad a la que ella ofrece sus productos. Esto permite ver el valor agregado a nivel social que  
se atribuye en el camino del emprendimiento, entendiendo que este es un emprendimiento que da  
respuesta a una necesidad sentida por la comunidad. Paredes et al. (2022), con relación a la  
influencia que ejerce la familia en el desarrollo de emprendimientos indica que:  
el apoyo familiar de padres, esposos e hijos es muy importante para las mujeres en los  
emprendimientos, en los que se busca el equilibrio familiar-empresarial. En el caso del  
capital social, se hace referencia al valor del espíritu emprendedor que reciben las mujeres,  
a través de la interacción diaria con familiares, amigos y colegas, es decir, las personas que  
rodean el desarrollo empresarial (p. 142).  
Mujer emprendedora 2: Y continúan pu’, haciéndome crecer, haciéndome creer más en  
mí. Y uno, integrar más lo que te piden pu’, que la gente siempre te está pidiendo y te hace  
crecer.  
Los obstáculos al emprendimiento incluyen la falta de respaldo masculino, el carácter  
androcéntrico de las fuentes de ingreso y las asignaciones de género en las tareas domésticas.  
Además, factores personales también han dificultado su desarrollo, requiriendo un análisis  
individualizado.  
Se parte distinguiendo la historia de vida de una mujer que señala que hace tres años tuvo  
que reinventarse producto de su estado de salud, ya que este no era compatible con las diversas  
funciones que debía realizar en su trabajo. Esto, si bien fue un factor instigante de cambios  
positivos en su vida, también produjo episodios de estrés producto de la necesidad de reinventarse  
en el ámbito del emprendimiento.  
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Género y emprendimiento, contexto social, factores protectores y limitaciones en el desarrollo de emprendimientos  
femeninos.  
Mujer emprendedora 1: (...) me enfermé [ríe] de tanto trabajar, me enfermé de la columna.  
Es necesario comprender que el tiempo dedicado a actividades independientes tendrá  
directa relación en los resultados y éxito de cada emprendimiento y, tal y como la mujer  
emprendedora reconoce en sus relatos, siempre será necesario estar reponiendo productos para  
poder vender y generar ingresos.  
Figura significativa 1: (…) porque igual ahora es menos trabajo que antes, quizás con el  
tema del cuidado, pero igual hay que estar reproduciendo, porque se venden, haciendo un  
esfuerzo físico, que de repente eso es lo que le puede dificultar más a ella.  
Los obstáculos asociados a su estado de salud no son impedimento para continuar con su  
emprendimiento, puesto que se está frente a una mujer que adaptó su trabajo de acuerdo con sus  
capacidades. Se reconocen obstáculos asociados al miedo a ser juzgada, al ser rechazada por sus  
potenciales clientes, así como también el temor a no poder cumplir con sus propias expectativas,  
pensamientos que se evidencia que son percibidos por la mujer emprendedora como factores  
asociados al fracaso.  
Mujer emprendedora 2: El miedo a ser juzgada o, no sé pu’, rechazada. O no cubrir todos  
los espacios, las expectativas del resto y no cubrir las de uno. (...) Yo creo que el miedo  
más grande en uno es como el fracaso pu’, que no resulte, pero uno ya ha avanzado tanto,  
pero aun así. Uy… es que han pasado muchas tormentas de aquí o sea, todo lo que hay han  
sido años.  
Se reconoce que estos factores en algún momento fueron asociados a limitantes en el  
ámbito productivo. Emerge una mujer que, con inseguridades y con base en el refuerzo positivo  
de la comunidad, ha podido sobrellevar estos sentimientos, enfocando sus energías en ofrecer  
productos que dan respuesta a las demandas de sus clientes.  
Mujer emprendedora 2: Sí, y la gente que sigue adquiriendo mis productos, que me sigue  
eligiendo, entonces ahí uno sigue invirtiendo, sigue vigente (...).  
Significados desde el contexto familiar al desarrollo de emprendimientos  
La relación entre las figuras significativas y las emprendedoras es compleja y esencial  
para comprender el impacto del emprendimiento femenino. Este ha mejorado la calidad de vida de  
las mujeres y su entorno, gracias al apoyo recibido y a su dedicación. Además, sus negocios  
generan un impacto positivo no solo personal, sino también social y comunitario.  
La presencia de modelos femeninos en la familia que han tenido éxito en el  
emprendimiento es fuente de inspiración para otras mujeres en el ámbito del emprendimiento.  
Rodríguez et al. (2013, como se cita en Paredes et al., 2022) refieren que:  
el reconocimiento de la sociedad a la mujer emprendedora es un factor sociocultural  
determinante para el emprendimiento femenino, pues en el proceso de esta actividad, las  
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mujeres viven diversas situaciones para su posicionamiento como empresarias. Una de las  
más importantes es el empoderamiento que surge de los emprendimientos (p.142).  
Figura significativa 1: Que es bueno, que es mejor que el que tenía antes cuando yo era  
pequeño. La veo más feliz, más contenta.  
Figura significativa 1: Eh… es complicado, pero con todo el apoyo que recibe se hace  
más fácil.  
Persiste la representación de la figura tradicional de la ama de casa y la inquebrantable  
normativa de la maternidad, buscando lograr un equilibrio entre el cuidado de sus negocios y su  
papel como madres y, al mismo tiempo, distanciarse de las tareas domésticas. Esta distinción se  
convierte en un desafío complejo de abordar. Sin embargo, es necesario resaltar esta distinción, ya  
que emerge de manera prominente en las narrativas de las emprendedoras.  
Figura significativa 2: bueno, lo observo de una manera positiva, igual; de harto esfuerzo  
y trabajo. Y lo que ella hace, el sentimiento que ella tiene, es un emprendimiento que le  
ayuda mucho a la comunidad.  
El emprendimiento femenino en Chile refleja una fuerte dimensión social, permitiendo a  
las mujeres forjar una identidad basada en la autogestión de sus vidas. Esto se traduce en la gestión  
individual del riesgo social, el reconocimiento del esfuerzo personal y la construcción de una  
representación social del éxito.  
Conclusiones  
Esta investigación revela una serie de aspectos significativos relacionados con las  
experiencias de las mujeres emprendedoras en el sector rural de la comuna de Quillón, región de  
Ñuble. Aquí, se destacan elementos clave que merecen una consideración más profunda.  
Las mujeres emprendedoras han sido fundamentales en la economía de sus hogares,  
impulsadas por la generación de ingresos y fortalecidas por su participación en programas  
gubernamentales. Estos programas les han entregado habilidades, recursos y capacitaciones para  
iniciar y consolidar sus emprendimientos. Las redes de apoyo institucional también han sido clave,  
eliminando barreras, facilitando acceso a financiamiento y promoviendo el intercambio de  
conocimientos que sustenta su desarrollo.  
Las dinámicas sociales asociadas al género en el ámbito del emprendimiento en un contexto  
patriarcal pueden actuar como un obstáculo en el desarrollo de los emprendimientos, debiendo  
sortear desafíos al obtener independencia económica, donde se resalta desde este contexto de  
ruralidad la importancia de factores personales, el apoyo institucional y la adaptabilidad en el éxito  
de los emprendimientos femeninos. También pone de manifiesto la influencia de las dinámicas de  
género y la necesidad económica en la toma de decisiones emprendedoras. Esto lleva a reconocer  
los elementos relevantes al momento de diseñar políticas públicas del área que no solo beneficien  
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Género y emprendimiento, contexto social, factores protectores y limitaciones en el desarrollo de emprendimientos  
femeninos.  
a la mujer y su círculo cercano, sino que también tienen un impacto positivo en la economía a nivel  
individual, familiar, local y nacional, mejorando la calidad de vida de las personas.  
Se reconoce que para lograr un ecosistema productivo diverso y equitativo es esencial  
proporcionar acceso igualitario a la educación y capacitación desde una perspectiva proyectiva,  
considerando habilidades que complejicen el capital humano. En especial en el uso de las  
tecnologías, asegurando el acceso a recursos y redes de apoyo sobre cuestiones relacionadas a  
sofisticación en las políticas y prácticas que favorezcan a las mujeres emprendedoras.  
El fortalecimiento de la autoconfianza en mujeres emprendedoras enfrenta desafíos ligados  
a su prolongada dedicación a roles domésticos y de cuidado. La subvaloración de estas tareas y la  
percepción de insuficiencia afectan su autoestima. Estos obstáculos revelan la interacción de  
múltiples factores motivacionales en el emprendimiento rural. Se destaca la necesidad urgente de  
apoyo y empoderamiento para superar tales barreras. Además, se subraya la importancia de diseñar  
estrategias y políticas que potencien su pleno desarrollo emprendedor en contextos rurales.  
El estudio revela elementos asociados a las particularidades con relación a la experiencia  
de emprender, comprendiendo que desde el trabajo social existen retos asociados a la  
deconstrucción de la estructura androcéntrica presente en el ámbito productivo, donde sin duda los  
desafíos están relacionados con la búsqueda de despojarse de construcciones sociales asociadas al  
género que por años se han ido reproduciendo. Así, se reconoce como una necesidad real la  
búsqueda del equilibrio entre los roles asociados al género y la importancia de establecer de forma  
equitativa responsabilidades en la esfera doméstica sin distinción de género.  
Financiamiento  
Las autoras declaran que este artículo es el resultado de un trabajo final de carrera en la  
Universidad Adventista de Chile, cuyo financiamiento surge del presupuesto de las investigadoras.  
Conflicto de intereses  
Las autoras declaran que no tienen ningún conflicto de interés en la escritura o publicación  
de este artículo.  
Contribución de los autores  
Andrea Peña: conceptualización, curaduría de datos, análisis formal, adquisición de  
recursos, investigación, metodología, administración del proyecto, recursos, software, supervisión,  
validación, visualización, escritura (borrador original) escritura (revisión del borrador y  
revisión/corrección).  
Libni Cartes: conceptualización, curaduría de datos, análisis formal, adquisición de  
recursos, investigación, metodología, administración del proyecto, recursos, software, supervisión,  
validación, visualización, escritura (borrador original) escritura (revisión del borrador y  
revisión/corrección.  
Massiel Venegas: conceptualización, curaduría de datos, análisis formal, adquisición de  
recursos, investigación, metodología, administración del proyecto, recursos, software, supervisión,  
Esta obra se comparte bajo la licencia Creative Common Atribución-No Comercial 4.0 International (CC BY-NC 4.0)  
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validación, visualización, escritura (borrador original) escritura (revisión del borrador y  
revisión/corrección).  
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